domingo, 29 de agosto de 2010

¿Recuerdas cuándo todo iba bien?


¿Recuerdas cuándo todo iba bien?

Todo parece demasiado lejano, pero se aprende a no preguntar. Es inútil gastar toda tu vida viviendo en el pasado, así que corre. Corre yendo a cualquier lugar, o tal vez a ningún sitio. Lo importante, es que escapes.

Da igual si el vaso está vacío o lleno, lo bueno es encontrarlo a la mitad, al menos para mí. A veces lo correcto aún está mal, otras veces, solamente se está asustado de perder el tiempo y se escriben cartas.

Pero no puedo olvidar, nadie se imagina como deseo haber hablado más fuerte. ¿Nunca cambiamos, o sí? ¿Nunca aprendemos? Viéndolo todo, espero poder encontrar un modo, de decir que soy tan fácil de contentar… tan fácil…

Así, que me gustaría vivir en una ciudad tranquila. Y ten cuidado, de donde se encuentra tu cabeza. Yo por ahora, solo sé que me siento segura. Me siento cálida. Me estoy curando, cuando estoy contigo.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Duerme, no llores


¿Podría empezar a odiarte ahora?

¿Por qué me tienes que hacer sentir tan impotente? Te tengo miedo, no puedo remediarlo… me asustas.

Te necesito pero… ¿hasta cuándo durará todo esto? Quiero acercarme a ti, hablarte, volver a sonreír, a reír… No puedo.

¿Por qué? No quiero que me vuelvas a hablar como la última vez, tengo miedo. Prefiero quedarme neutra… pero eso no es lo que quiero realmente, te quiero a ti.

Tengo miedo de que esto vaya a más, que la frase “paso de ti” pase a un convertirse en un adiós.

Cada cambio de nombre… hace que me sienta un kilómetro más alejada de lo que estaba. ¡No quiero eso joder! ¿Por qué no puedo hablarte? ¿Te has olvidado tan pronto de mí? ¿Esperas que te hable, cierto…? ¿Cómo lo hago… si puede que me arriesgue a que me hables como la última vez…?

Estaba rara… no, no lo estaba. Hoy si. Tengo miedo, demasiado miedo. Echo otro vistazo… sigues divirtiéndote. No quiero molestar, puede que en el momento que diga un “Hola” toda tu alegría e ilusión desaparezcan como si fuera algo molesto o que no se quiere saber nada de él, pero demasiado inocente como para comprender alguna que otra indirecta.

¿Lo de ayer era una indirecta? Nunca lo había pensando hasta ahora… No, no puede serlo… o soy tan idiota como para creer lo contrario… Bueno, ayer… ayer hice lo que escuchaba una y otra vez… Duerme, no llores.

¡Me duele joder, me duele! ¡¿Puedes parar de una vez?! Me ahogo en mi propio río de lágrimas de impotencia…

La respuesta es no.